Este invierno
imperio
asesino
de cantos
no ha de
desaparecer nunca
Con la pezuña
escondida
bajo la toga
de vientos
y el reflejo
insonoro
de la campana
en el agua
no ha de
desaparecer nunca
Con su
velorio de
cuchillos
iluminadores
del plástico
y la serpiente
mecánica
que ondea
en los sueños
de los niños
que no duermen
desnudos
no ha de
desaparecer nunca
Sin que sus
muertos
nos pertenezcan
sin que
nuestra vida
le pertenezca
sin que
nuestros
pulmones
puedan
respirar
un mismo aire
Un árbol llamado Iguana, de Felipe Rubio. Ediciones Vitruvio, número 314 de la Colección Baños del Carmen.
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