Modus vivendi
Como verso perfecto que jamás conocí,
así es mi vida, madre maestra,
discípula única.
Bandera de cada cosa.
Patria de todas las tierras.
Hija nuestra herida de amor y de siglos,
a la intemperie, llorando a mi lado.
Sublime como una profecía,
veneración que supera el placer,
descendida a la tristeza del desconsuelo.
Lumbre latente con ritmo de mar
luz de tu luz, andadura y tropiezo,
huella donde me encuentras.
Vuelo que brilla en la desolación,
campo que cultiva montañas de fe,
con la música de la palabra.
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