El próximo viernes 13 y sábado 14 de abril organizamos el homenaje a León
Felipe por el cincuenta aniversario de su fallecimiento. Será en la ciudad de
Zamora a las 12: 00 horas en el parque León Felipe y con la intervención de los autores Alberto Infante,
Antonio Daganzo, Rafael Soler, José Elgarresta, Francisco Castañón, José Luis
Fernández Hernán, Fernando López Guisado, Ramón Hernández,
Jesús Díaz Hernández, Rosa Estremera, Javier Olalde, Apuleyo Soto, Elena Muñoz,
Inma J. Ferrero, Isabel Fernández Bernaldo de Quirós, David Minayo, Elina Pereira, Julián Borao, Julio González, Blanca Sarasua,
Daniel López Acuña, Pablo Méndez.
¡Perdón!
Soy ya tan viejo,
y se ha muerto tanta gente a la que yo he ofendido
y ya no puedo encontrarla
para pedirla perdón.
Ya no puedo hacer otra cosa
que arrodillarme ante el primer mendigo
y besarle la
mano.
Yo no he sido bueno…
quisiera haber sido mejor.
Estoy hecho de un barro
que no está bien cocido todavía.
¡Tenía que pedir perdón a tanta gente!...
Pero todos se han muerto.
¿A quién le pido perdón ya?
¿A ese mendigo?
¿No hay nadie más en España…
en el mundo,
a quien yo deba pedirle perdón?...
Voy perdiendo la memoria
y olvidando todas las palabras…
Ya no recuerdo bien…
Voy olvidando… olvidando… olvidando…
pero quiero que la última palabra,
la última palabra, pegadiza y terca,
que recuerde al morir
sea ésta: PERDÓN.
Casi todas estas piedras llegaron en días de
angustia,
de terror,
de desespero y desamparo.
Algunas en días de “Gracia”.
Ahora las veo serenamente
desde la fría altura de mis años,
desde mi vejez apaciguada.
Todos son juguetes:
las heridas, las lágrimas,
el veneno del áspid, la baba del tirano,
el hacha del verdugo…
Una pelota es esa cabeza cercenada.
Jugamos al nacimiento y a la muerte,
al soplo y a la llama,
al que me ves y no me ves…
al enciende y apaga la lámpara.
Pero a veces pienso que no son todo juguetes y que yo
que no he servido para ser
ni piedra de una lonja
ni piedra de una audiencia
ni piedra de un palacio
ni piedra de una iglesia…
Yo que en este mundo no he servido después de ochenta años
para nada… acaso sirva ahora todavía, como David, para lanzar con la honda una
de estas piedras, pequeñas y ligeras, de mi zurrón –la más dura, la más
pedernal… Tú,
piedra aventurera,
y dar justo, justo con ella
en la frente misma de Goliat.
¡Oh, este viejo y roto violín!, de León Felipe. Ediciones Vitruvio