miércoles, 21 de abril de 2010

VII Jornadas de poesía de ICADE

El próximo miércoles, 21 de abril, dentro de la Semana Literaria, que organiza la Universidad Ponfificia de Comillas en Madrid, participarán los poetas, Aberto Infante, Rafael Soler y Pablo Méndez. El acto tiene el nombre de A la salud de la poesía y comenzará a las 18: 30, en la sala de conferencias de Alberto Aguilera, nº 23.
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Parque central
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Que flote el cuerpo
y también el alma.
Que sean más de dos.
Que aquella esquina,
aquel aire,
aquel calor,
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aquel orgamos desde la espalda
a la planta de los pies,
en el aire, en el puro aire...
No lo digas.
La luz de cuanto hicimos
quiebra el mundo.
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Alberto Infante
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del libro, Diario de ruta, publicado por Ediciones Vitruvio en 2006. Número 104 de la Colección Baños del Carmen.
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Desde tu corazón de ayer
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Así cruzamos juntos
las solemnes avenidas y los campos
los anchos días plenos y los años miserables
la fiebre y sus salones
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sin caer en la cuenta de tus cuentas
y el futuro más cerca del pasado
cuando entiendas que la vida que te falta
es entera la vida que me has dado.
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Rafael Soler
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del libro, Maneras de volver, publicado por Ediciones Vitruvio en 2009. Número 187 de la Colección Baños del Carmen.
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Yolanda
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Tenía quince años
y sabía bailar,
su padre se quedó dormido,
conduciendo.
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Date prisa que ya empieza
-me dice nerviosa-
y yo arrastro su silla de ruedas
hacia el televisor.
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Pablo Méndez
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del libro, Cadena perpetua. Publicado por Ediciones Vitruvio en 2004. Número 73 de la Colección Baños del Carmen.

martes, 13 de abril de 2010

Presentación de Miguel Hernández, memoria humana, de Andres Sorel.

El próximo lunes 19 de abril, se presentará en la Biblioteca Nacional, Pº de Recoletes, nº 20, el ensayo, Miguel Hernández, memoria humana, de Andrés Sorel. El libro será presentado por Rogelio Blanco y Antonio Gamoneda, a las 19: 00 horas.



Nacido en Segovia en 1937, Andrés Sorel es autor de una extensa y enriquecedora obra, que abarca la narrativa y el ensayo, y que tiene títulos ya fundamentales como La noche que fui traicionada; Jesús, el hombre sin Evangelios; El falangista vencido y desarmado; Yo, García Lorca...

En Miguel Hernández, memoria humana, Andrés Sorel repasa la vida del genial poeta oriolano insistiendo en la humanidad, vigor y valía de Hernández, pero también exponiendo sus convencimientos ideológicos y no olvidando a quienes le dieron la espalda hasta su muerte.

Libro esencial en este 2010 que nos acerca la increíble vida de un poeta inigualable.
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Miguel Hernández, memoria humana, de Andrés Sorel. Ed. Vitruvio. Número 216 de la Colección Baños del Carmen.

La Casa encendida y Rimas de Luis Rosales

Acaba de salir el libro, La casa encendida y Rimas, de Luis Rosales. Las dos obras maestras del poeta granadino en el año de su centenario. La casa encendida está considerado uno de los mejores libros de la posguerra, Rimas, publicado de forma consecutiva, fue premio Nacional de 1951.



Ciego por voluntad y por destino



Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa, y has cerrado la puerta
con ese mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas
como estarán dentro de un año;
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.

Has llegado a tu casa,
y ahora querrías saber para qué sirve estar sentando,
para qué sirve estar sentado igual que un náufrago
entre tus pobres cosas cotidianas.
Sí, ahora quisiera yo saber
para qué sirve el gabinete nómada y el hogar que jamás se ha encendido,
y el Belén de Granada
–el Belén que fue niño cuando nosotros todavía
nos dormíamos cantando–
y para qué puede servir esta palabra: ahora
cuando empieza la nieve,
cuando nace la nieve,
cuando crece la nieve en una vida que quizás está siendo la mía,
en una vida que no tiene memoria perdurable,
que no tiene mañana,
que no conoce apenas si era clavel, si es rosa,
si fue azucenamente hacia la tarde.

Sí, ahora
me gustaría saber para qué sirve este silencio que me rodea,
este silencio que es como un luto de hombres solos,
este silencio que yo tengo,
este silencio
que cuando Dios lo quiere se nos cansa en el cuerpo,
se nos lleva,
se nos duerme a morir
porque todo es igual y tú lo sabes.

Sí, he llegado a mi casa, he llegado,
desde luego, a mi casa,
y ahora es lo de siempre,
lo de nogal diario,
los cuadros que aún no he tenido tiempo de colgar
y están sobre la
mesa que vistió de volantes mi hermana,
la madera que duele,
y la pequeña luz deshabitando la habitación,
y la pequeña luz que es como un hueco en la penumbra,
y el vaso para nadie
y el puñado de sueño,
y las estanterías,
y estar sentado para siempre.
Sí, he vuelto de la calle; estoy sentado;
la nieve de empezar a ser bastante
sigue cayendo,
sigue cayendo todo, sigue haciéndose igual,
sigue haciéndose luego,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo lo que era Europa, lo que era
mío y había llegado
a ser más importante que la vida,
lo que nació de todos y era como una grieta de luz
entre mi carne,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo lo que era propio,
lo que ya estaba liberado,
lo que ya estaba descolorido por la vida,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo lo que era humano, cierto y frágil
lo mismo que una niña de seis años que llorara
durmiendo,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo,
como una araña a la que tú vieras caer,
a la que vieras tú cayendo siempre,
a la que vieras tú mismo,
tú, tristemente mismo,
a la que vieras tú cayendo hasta que te tocara en la pupila con sus patas velludas,
y allí la vieras toda,
toda solteramente siendo araña,
y después la sintieras penetrarte en el ojo,
y después la sintieras caminar hasta adentro,
hacia dentro de ti caminando y llenándote,
llenándote de araña,
y comprobaras que estabas siendo su camino
porque cegabas de ella,
y todavía después la sintieras igual,
igual que rota
y todavía…

–¡Buenas noches, don Luis! –.

Sí, es verdad que el sereno
cuando me abrió esta noche la cancela,
me ha recordado a la palabra “igual”;
me ha recordado
que estaba ya,
desde hace muchos años,
haciéndose gallego inútilmente
porque ya lo sabía,
porque ya lo sabía, y casi le zumbaba la boca como un trompo,
a fuerza de callar
y de tener la cara expectante y atónita.
Sí, es verdad,
Y ahora comprendo por qué me ha recordado a la palabra “igual”:
era lo mismo que ella,
era igual y tenía
las llaves enredadas entre las manos
pero sirviéndole para todo como sus cinco letras,
las cinco llagas de la palabra igual,
las cinco llagas que le sonaban luego,
que le sonaban igual que ayer y que mañana,
igual que ahora
siento de pronto,
ahogada en la espesura de silencio que me rodea,
como una vibración mínima y persuasiva
de algo que se mueve para nacer,
y es un ruido pequeño,
casi como un latido que sufriera,
como un latido en su claustro de musgo,
como un niño de musgo que porque duele tiene nombre,
tiene ese nombre que únicamente puede escuchar
la madre,
ese nombre que ya duele en el vientre,
que ya empieza a decirse a su manera.

Y es un sonido de algo interior que vibra,
de algo interior que está subiendo a mi garganta
como el agua en un pozo,
igual que esa palabra que no has pensado aún
mientras la estás diciendo,
y después se hace radiante, ávido, irrestañable,
y ahora es ya la memoria que se ilumina como un cabo de vela que se enciende con otra,
y ahora es ya el corazón que se enciende con otro
corazón que yo he tenido antes,
y con otro que yo entristezco todavía,
y con otro
que yo puedo tener, que estoy teniendo ahora,
un corazón más grande,
un corazón para vivirlo, descalzo y necesario,
un corazón reunido,
reunido de otros muchos,
igual que un olor único que hacen diversas flores;
y pienso
que quizás estoy ardiendo todo,
que se ha quemado la palabra “igual”,
nos vibra el corazón como cristal tañido;
nos vibra,
está vibrando ya con este son que suena,
con este son, con este son que suena enloqueciendo
ya la casa toda,
mientras que se me va descoloriendo el alma
por una grieta dulce.



La casa encendida y Rimas, de Luis Rosales. Ediciones Vitruvio. Número 218 de la Colección Baños del Carmen.

Lectura de poemas de Paco Moral

El próximo miércoles, 14 de abril, el poeta Paco Moral ofrecerá una lectura de poesía en el Taller de la ACE, Calle Covarrubias, nº 3, a las 19: 30 horas.


Canción en medio del mar



Déjame que construya
un universo de líneas imaginarias
que se curven,
cóncavas o convexas, imposibles,
como la sombra del sol
en el arco de tus lágrimas
(esas lágrimas que solo yo conozco)
al resbalar sobre tu cara.

Guárdame para nunca
en el cajón de tus cosas no poseídas
para tenerme siempre, siempre
cerca de ti cuando respires
y huelas a mí y quieras esconderte
de todo, de todos, de ninguno.
En especial si quieres protegerte
de ti y no encuentras cómo.

Y en mi universo, solo
ese que me has dejado delinear,
construir para ti,
palancas serán soles,
pedales serán estrellas,
paquetes de tabaco, agujeros
negros como el humo
(cómo voy a besarte
si enciendo otro cigarro,
me preguntas).



del libro, Libro de las cartas, de Paco Moral. Ediciones Vitruvio. Número 145 de la Colección Baños del Carmen.