El próximo sábado 3 de noviembre presentaremos Recitativos de tiempo, de Pablo Villa, lo haremos en el maravilloso Monasterio de El Paular, Rascafría, a las 17: 00 horas. La presentación correrá a cargo de Pablo Méndez y del músico Carlos Jiménez Arévalo, que pondrá melodía a los textos.
El final y el milagro
A quienes continuamos habitando en Tiempo nos ha caído encima la malaventura de ser testigos de la agonía de nuestro pueblo. Poco a poco, Tiempo se va deshojando de los ancianos. Se van muriendo sin que les importe ni mucho ni poco lo que vaya a pasar con los que todavía nos quedamos. Indiferentes a lo que podamos sentir o dejar de sentir.
Sin comprender (o comprendiendo) que nos dejan al borde mismo del abandono más absoluto. Sin pensar (o pensando) que no van a ser remplazados por nadie. Porque la muerte pasa, pero la suya es doblemente muerte. Vaya usted a saber si su muerte no es un resumen de todas las muertes. Mueren sencillamente, como se ha muerto siempre, pero ahora nos dejan al borde del abismo. Porque son los últimos. Mueren sencillamente, y lo que fueron cuerpos repletos de sentido dejan un vacío repleto de su ausencia. Lo van a llenar las zarzas, los cenizos, la nada. Peor aún: otros hombres menores que ya no sabrán ser de su estatura. Les ha tocado a ellos morir los últimos, a nosotros nos ha tocado verlo. Nuestros ojos son culpables por ello. Morir los últimos; morir quinientos años; morir de las raíces. Morir ellos de todos y por siempre. Mueren sencillamente, sin poder percatarse de todo eso. Bastante tienen ya con morir.
Si todos necesitamos que se nos eche en falta, ¿por qué morirse ahora que no queda casi nadie para echaros de menos? ¿Y cuando muramos los pocos que quedamos? ¿Qué será de vosotros y de nosotros luego? ¿A quién pertenece la tristeza?
No somos más de treinta, y yo espero un milagro. Sé que se dan a veces.
Recitativos de Tiempo, de Pablo Villa. Ediciones Vitruvio, número 324 de la Colección Baños del Carmen.