El próximo viernes 27 de septiembre presentaremos el libro,
Paisaje interior de Alberto Infante, que será presentado por José María
Muñoz Quirós y Pablo Méndez, será en la Biblioteca Eugenio Trías de El Retiro,
Paseo de Fernán Núñez, nº 24 a las 19: 30 horas.
Tampoco ella
escribe poesía
He llamado a mi hermana para que me preste
el costurero de rafia con las fotos que mi madre
dejó al morir y que ella, minuciosa, ha decidido
clasificar
con infinito cuidado, un costurero y unas fotos por
los que
hasta entonces yo no había mostrado mayor
interés.
Cuando murió nuestra madre ella me preguntó y yo dije
que se las quedara: me conformaba con guardar
las repetidas. Pero hoy la he llamado, me he traído
el costurero a casa y lo he abierto ignorando qué
busco,
sabiendo sin embargo lo que voy a encontrar.
Pero no lo sé.
¿Cómo puede saberse lo que hará un pasado
papel y cartón con un presente
vivo, dispuesto a todo para mantenerse intacto;
cuál será, por ejemplo, el efecto de la foto de la
boda
de los padres de mi padre, Bilbao 1920, en la que
ella
está de pie y de raso negro, y él sentado con
chaleco,
botines y polainas, sobre lo que sabemos que sucedió
después? ¿O la de la bisabuela Justa, frente ancha,
pómulos prominentes, el pelo partido por raya en
medio,
sobre un destino cuyos claros ojos de sibila
parecen estar desvelando? ¿O las de la abuela Martina
cuyas certeras premoniciones la familia entera
procuraba
eludir?
Por supuesto, mi hermana
no escribe poesía. Bastante tuvo con su madre
y su abuela, con casarse joven, educar a dos hijos,
aguantar durante años al mismo jefe y cuidar padres,
tíos,
marido y suegro sin dejar de querer a un hermano
con frecuencia ausente y a dos sobrinos no tan
presentes,
por no hablar de su primera cuñada con quien nunca
tuvo,
digamos, una razonable familiaridad. ¡Y, encima,
ahorrar
y que cuadrasen las cuentas! ¿Cómo quieren que
escriba
poesía o que, incluso, la lea? El tiempo es una cosa rara,
al igual que las fotos. ¿Qué más puedo decir? Mi hermana
nunca ha tenido premoniciones y yo escribo cuando
me falta vida, algo que a ella, como a tantas mujeres,
le suele sobrar: por ejemplo, tras recoger la cena
y sentarse en la cocina para clasificar las fotos
sobre la mesa
con el hule a cuadros tratando, no siempre con
acierto
justo es decirlo, de inventarle un mañana al hoy
que ya es ayer, de jurarse que tan pronto el hijo
pequeño
se vaya de casa hará lo que siempre quiso
–ya sin hijos, sin madre, sin abuela– siempre y
cuando
haya conseguido clasificarlas todas,
si encuentra el dinero y el tiempo,
si logra recordar al fin cómo era aquello.
Paisaje interior, de Alberto Infante. Ediciones
Vitruvio, número 787 de la Colección Baños del Carmen.
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