lunes, 17 de diciembre de 2018

Presentación de Crisol de ausencias, de Emilio Quintanilla Buey


El próximo martes 15 de diciembre se presentará Crisol de ausencias, de Emilio Quintanilla Buey, que será presentado por Adolfo Burriel y Pablo Méndez, será en la Biblioteca de Aragón, de Zaragoza, calle Doctor Cerrada, nº 22 a las 19: 30 horas



UN SENTIMIENTO DESCATALOGADO 
 



Llegabas hasta mí de mil maneras:
un latido infinito, un árbol seco,
una canción sin música ni letra,
la tierra que se arroja sobre un féretro,
el río que regresa hacia su origen
o la mujer que lleva un niño dentro.
Dependiendo del tiempo de mi vida
en que te precisaba, tú eras eso
recóndito, sutil, indefinible
que me faltaba para estar entero.
Jugábamos los dos a la esperanza
y tú me hacías trampas en el juego
convirtiendo en abriles los octubres
y en caricias las ráfagas de cierzo.
Hasta que un día desapareciste
internándote en mí venas adentro.
Yo te llamaba a gritos, impaciente
por hacerte brotar como un injerto.
Me hacías falta, como le hace falta
la barca al mar o la hojarasca al viento,
pero tú te negabas a escucharme
devolviendo mi grito como un eco.
Te supuse escondido en mis entrañas
y comencé a escarbar. Hubo un momento
en que al palparme en un rincón del alma
pude sentir tu pulso violento.
Allí estabas, tratando de engañarme.
Allí estabas, oculto entre unos versos.
Aprisioné tu esencia entre mis manos
y dije: “Ya te tengo”.
Tú apenas opusiste resistencia
probablemente porque estabas ebrio.
Estudioso de todos mis hallazgos,
te llevé hasta la cripta de mis sesos
y allí te coloque, limpio y desnudo,
en el crisol radiante donde suelo
analizar con ojos de alquimista
las sensaciones nuevas que me encuentro,
y traté de saber cómo llamarte
por la sustancia de que estabas hecho.
Tu incandescencia, tu amargura dulce...   
me pareciste Amor, y tuve miedo.
Hubo un Amor que destrozó mi barca.
No tengo del Amor un buen recuerdo.
Déjame suponer que eres distinto;
déjame imaginar que he descubierto
una pasión que nadie ha conocido,
una nueva emoción, un nuevo anhelo,
un sentimiento descatalogado
que me alimenta mientras le alimento;
el manantial al que acercar mis labios
o el faro de ilusión hacia el que remo.
Pero Amor otra vez... y sin embargo...
si otra vez fuera Amor esto que siento...
No quisiera echar sal sobre la herida,
no quisiera tener que llorar luego,
pero como aún percibo mi latido,
como quiero querer, como no quiero
tapiar mi corazón a cal y canto,
como ya me cansé de vivir muerto,
aunque puedas volver a hacerme daño
vamos, Amor, a comenzar de nuevo.



Crisol de ausencias, de Emilio Quintanilla Buey. Ediciones Vitruvio, número 742 de la Colección Baños del Carmen.

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